Albasur

Fundada en Priego de Córdoba, el 15 de junio de 1990, por un grupo de familiares de personas con discapacidad intelectual, que veían la necesidad de poder hacer algo por sus familiares, que no tenían nada en la sociedad en la que vivían.

Los primeros años se van pasando conociendo a las personas y ofreciéndoles actividades de tiempo libre en un local cedido por el Ayuntamiento.

Se van conociendo a más personas con discapacidad que están interesadas también en poder participar en las actividades de la entidad, que ya sí se llamaba Albasur, y se inician las obras del edificio en 1999.

Concertamos plazas de Centro Ocupacional y Unidad de Día en 2002, e iniciamos todo un proceso de incorporación de profesionales y organización del centro, siguiendo la normativa y cumpliendo con todos los indicadores del modelo rehabilitador que en esa época se desarrollaba con las personas. En 2003 ponemos en marcha también nuestro Centro Especial de Empleo.

En 2005, y tras fuertes cambios en la organización, se diseña nuestro I Plan Estratégico, en el que el modelo CALIDAD DE VIDA, impregna todas las acciones de Albasur con las personas, iniciando todo un proceso de oportunidades para el desarrollo de capacidades de las personas.

Albasur desarrolla este modelo con ahínco, dedicando muchos recursos y energías. En 2007 abre su residencia, y reforzamos nuestra apuesta hacia la calidad de vida, ocupando menos plazas de las que tenemos, lo que facilita una mejor atención a las personas.

En 2014 Albasur realiza un nuevo cambio de modelo, apostando por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual. El modelo inclusivo viene a transformarlo todo, nuestro pensamiento y nuestra forma de hacer las cosas, y lo más importante viene a desarrollar los derechos de las personas con discapacidad desde un compromiso ético y como ciudadanía de pleno derecho.

La transformación de servicios, el desarrollo ético de la acción, los procesos de calidad certificada, nuestro compromiso con el buen trato, nuestro pensamiento centrado en la persona, han conseguido cambiar nuestra forma de trabajar, de cómo hacemos las cosas y de por qué las hacemos así.

Lo que sí es cierto es que desde que las personas son más protagonistas de su propia vida su felicidad es mayor, participan de una forma más directa en lo que quieren ser y hacer, se ven formando parte de la sociedad en la que viven y sienten que pueden aportar a la misma, desde sus capacidades, contando con los apoyos necesarios y contribuyendo a la construcción de una sociedad más justa para todas las personas.

Ahora nos queda toda la vida por delante para seguir cambiando, siguiendo el rumbo que nos marquen las personas.