Ahora que ha llegado el verano muchas personas planifican sus vacaciones, este proceso que suele ser fácil y emocionante, para muchas personas que necesitan algún tipo de apoyo para disfrutar de este tiempo de ocio la cosa se torna algo complicado.
A pesar de que el ocio sea un derecho universal, muchas personas necesitan apoyos en cuanto a la organización de sus vacaciones, ya sean cosas básicas como escoger un destino, un medio de transporte, un lugar para hospedarse o algo más específico como practicar un deporte, ir a la playa o visitar un museo.
El acceso al ocio, actividades de tiempo libre y culturales son fundamentales para cumplir este derecho, pero lamentablemente no es así. Poco a poco la mayoría de los espacios respetan la accesibilidad física, se tiende a olvidar la accesibilidad cognitiva y sensorial por desconocimiento ya que, en realidad la accesibilidad física es menos costosa.
¿Es igual un ocio inclusivo que un ocio accesible?
A veces la sociedad tiende a confundir un ocio inclusivo con un ocio accesible cuando no necesariamente existe una correlación directa.
Por un lado, la accesibilidad hace referencia a la eliminación de barreras ya sean físicas, sensoriales o cognitivas, mientras que la inclusión se refiere a la posibilidad que deben tener todas las personas de poder participar en la de actividades que ofrece el entorno.
Un ocio inclusivo sería es aquel en el que cualquier persona pueda acceder sin distinción o rechazo por sus capacidades, género, etnia, creencias u orientación sexual.
En definitiva, un ocio accesible es una herramienta facilitadora de la inclusión, pero no siempre es así ya sea por falsas creencias o tendencias segregadoras.
La inclusión es un derecho que se relacionada directamente con un sistema de valores y creencias y que se materializa en un conjunto de acciones asumiendo la diversidad de las personas donde la convivencia y el aprendizaje mutuo de los grupos sociales es la mejor forma de favorecer a todos y cada uno de los participantes.
